A lo largo de mi vida pasé por experiencias muy extrañas, las recuerdo todas y cada una de ellas como si hubiera sido ayer. Pero una de ellas particularmente bizarra es sin duda la mas terrorífica de todas. Se trata de el emisor anónimo.
Era tan solo un adolecente común con problemas de adolecente común, las personas que me conocían opinarían que era solo uno mas de el montón. Sin embargo ellos no sabían la clase de infancia que tuve y creo que lo mejor para mi era que así fuesen las cosas. Cuando yo nací, mis padres no tenían mucho dinero. Esto era en parte a que aun no terminaban la preparatoria cuando por azares de la vida fui concebido. Sin una profesión a mi padre le costaba bastante trabajo conseguir el pan de cada día y mi madre no podía tener un oficio porque tenía que hacerse cargo de mi.
Fue únicamente por la valentía y honradez de mi padre que el decidió viajar a otro estado para asistir a la universidad y titularse, así el podría obtener un mejor empleo. El partió del hogar pero nunca regreso. Nunca tuve el valor de preguntarle a mi madre que había sido de el porque cada vez que me acercaba al tema ella se ponía demasiado sensible y era difícil decir si lo que la dominaba era tristeza o enojo, probablemente las dos cosas. Debido a que era imposible que mi madre se hiciera cargo del hogar ella sola tuvimos que mudarnos con una hermana de ella. Ambas eran mujeres solteras por lo que se facilitaba la convivencia entre ellas. Recuerdo que durante las noches solía ver televisión con mi tía lo cual me tranquilizaba un poco, ya que mi madre trabajaba durante las noches en lo que creo no era un oficio muy honrado, yo era tan solo un niño en ese entonces pero entendía lo que mi madre tenía que hacer para que no faltara la comida. Me rompía el corazón cada vez que veía llegar a mi madre en la mañana y todo lo que podía hacer era tratar de no pensar en ello.
Conforme fui creciendo comencé a tener prioridades en la vida, una de ellas era la escuela debido a que no quería pasar por lo mismo que mis padres, y la otra era mi hermosa novia. Ella era la única persona que sabia por lo que yo eh pasado y siempre podía contar con ella para todo. Era casi como si fuera mi razón para vivir.
Un día como cualquier otro llegue a mi casa de la escuela, cene con mi tía y fui a mi cuarto a encender la computadora. Como era de costumbre abrí mi correo electrónico y revise la bandeja de entrada. No encontré ningún correo importante sin embargo había uno que me llamo la atención, el titulo decía: “¿Te gusta vivir?”
Decidí abrirlo pero no contenía ningún mensaje, solo era un titulo. Como no conocía al emisor no le di mayor importancia. Hice mi tarea y fui a dormir temprano porque al día siguiente debía asistir al colegio.
Transcurrieron un par de semanas y después siguieron las vacaciones de verano, en las cuales conseguí un trabajo para poder pagar la inscripción del próximo semestre y las colegiaturas que le seguirían. Por dos largos meses me levante temprano todos los días para poder trabajar. Ya casi al finalizar las vacaciones decidí ir a visitar a mi novia sin avisarle. Me resulta difícil describir lo que sentí cuando al llegar a su casa la vi besándose con alguien mas. La confronte, le dije: “Explícame esto, ¿Quién es el?” ella no me respondió, solo le dijo al tipo con el que estaba: “El es el idiota de mi ex novio que te había contado, el pobre sigue obsesionado conmigo”. Nunca había sentido semejante humillación, yo juraba que por ella daba mi vida y así me fui a enterar como son las cosas. Estaba devastado.
Esa misma noche cuando regrese a mi casa encendí la computadora y por mera costumbre revise mi bandeja de entrada. Entonces volví a encontrar un mensaje del emisor anónimo. “¿Te gusta vivir?” decía el titulo, pero al igual que la vez anterior no había ningún mensaje escrito. Lo ignore, pero sería un mentiroso de no admitir que no pude dormir porque la pregunta me dejo pensando.
Al terminar las vacaciones llego el día de inscripciones del colegio, esa mañana me levante lleno de orgullo sabiendo que yo solo me había esforzado por conseguir todo el dinero necesario para pagarlas, pero al momento de revisar mi caja de ahorro note que estaba vacía. Alguien me lo había robado todo. Espere a mi madre todo el día para preguntarle si ella lo había tomado prestado o algo así, pero ese día ella no llego a la casa, ni al día siguiente, ni al siguiente. Me tarde bastante en darme cuenta que la mujer que me dio la vida y que me había cuidado a lo largo de ella me había robado y abandonado.
Fue difícil ser abandonado por mi madre y perder la escuela por falta de dinero el mismo día. Era patético no tener una razón para levantarme de mi cama. De lo único que tengo memoria de haber hecho ese día es de ir a mi computadora y revisar mi correo, y una vez mas encontré el mensaje “¿Te gusta vivir?”
Para entonces el mensaje me produjo mucha ira. “A ti que te importa” respondí y bloque al emisor. Pensaba que así dejaría de molestarme. No me imaginaba con quien estaba hablando. Algunos días después mientras dormía, el calor era tan insoportable que desperté pasada la media noche. Fui al pasillo a encender el aire acondicionado y cuando regrese a mi habitación note algo infinitamente horripilante y grotesco. Mi cuarto esta en un primer piso y mi ventana da hacia la calle, y fuera de mi ventana estaba un hombre cuyas características no puedo describir porque había una luz de alumbrado público del otro lado de la calle de manera que solo veía su silueta, su contorno, su sombra. Lo que si puedo describir es lo que estaba haciendo, el hombre tenía la lengua de fuera y estaba lamiendo mi ventana. Por un momento me pareció como si estuviera escribiendo algo con su lengua pero no puede pensar en lo que decía porque estaba demasiado estupefacto por la horrible escena. El hombre se fue poco después de que yo hubiera notado su presencia, pero yo me quede de pie sin poder hacer nada hasta que amaneció, no recuerdo cuanto tiempo estuve de pie en mi cuarto viendo la ventana pero seguramente fueron varias horas sin hacer ni decir nada. Sin poder reaccionar. Pero el horror no termino ahí. Fue hasta medio día que me atreví a salir a limpiar la ventana de la infinitamente asquerosa saliva del desconocida, al acercarme a la ventana note que el polvo de la intemperie se había adherido a la saliva. En ese momento me di cuenta que efectivamente el extraño escribió algo en mi ventana. “¿Te gusta vivir?” decía.
Después de ese incidente pasaron semanas para que pudiera dormir bien. La impresión que me había causado se había desvanecido pero no olvidado. Ya había sido de lejos la experiencia mas bizarra de mi vida, pero aun no concluía.
Me desperté pasada la media noche, esta vez no fue el calor, sino un ruido que escuche dentro de mi casa. Al abrir los ojos mire hacia mi ventana, luego hacia el techo, luego hacia la puerta de mi cuarto. Y allí se encontraba el extraño, era fácil distinguirlo por su silueta. Tenía un cuchillo en su mano izquierda. Una vez mas quede infinitamente horripilado pero no estupefacto, pude escuchar su voz ( que no era como uno esperaría que fuera, yo esperaba que fuera desentonada, aguda y cortante, como la de un drogadicto, pero era fría y seria, ni tan grave ni tan aguda). El pregunto: “¿Te gusta vivir?”
Para entonces mi ira había superado mi miedo y le grite: “¡No, no me gusta vivir, no me gusta vivir porque mi padre me abandono, no me gusta vivir porque mi novia me traiciono como nadie lo ah hecho, no me gusta vivir porque no tengo una escuela donde estudiar, no me gusta vivir porque mi madre, la persona que me dio la vida y me cuido a lo largo de ella me robo y se fue, no me gusta vivir porque mi tía es una alcohólica! ¡No tengo una razón para levantarme de la cama y si vas a hacer algo pues hazlo, sino ya déjame en paz!”
Para cuando termine de gritar el extraño ya no estaba, había desaparecido. Hubiera jurado que era mi imaginación de no ser porque lo escuche correr a lo lejos en la calle. Lo que hice después fue cerrar las puertas y ventanas y regresar a mi cama obviamente sin poder dormir. Me quede pensando en la razón por la cual el extraño había decidido huir. “¿Acaso habría sido que le di lastima? ¿ Sera porque se asusto porque grite?” Me decía a mi mismo.
Pasaron los días, semanas, incluso meses. Y decidí dejar todos mis problemas atrás y seguir adelante. Conseguí un trabajo de medio tiempo mejor pagado y pude regresar a la escuela y mi relación familiar con mi tía mejoro. También conocí a una linda chica y pude tener una relación estable. Mi vida una vez mas tenía sentido sin embargo aun tenia la interrogante. ¿Por qué el extraño me hacia esa pregunta extraña?
Una noche encendí la computadora, me metí a mi correo y abrí mi bandeja de entrada. Busque uno de los correos que me había mandado el emisor anónimo y le escribí yo una pregunta.
-“¿Por qué me preguntabas que si me gustaba vivir?”- Pregunte.
-“Necesitaba saberlo.”- Respondió el extraño inmediatamente.
-“¿Por qué necesitabas saberlo?”-
-“Porque no obtengo ningún placer cuando asesino a alguien que no le gusta vivir”-
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