Altera militiae in Anti Christe

Desde que soy más chico tengo la misma pesadilla recurrente. En ella, estoy parado en un cuarto obscuro, en el medio de un largo círculo con el símbolo de una estrella volteada en él. Un pentagrama. El símbolo del demonio. Miro hacia todos lados confundido, pues no tengo idea de cómo llegué ahí y me doy cuenta de que lo único que llevo son mis boxers.
Veo velas, calaveras, pero más que todo, veo a mucha gente parada alrededor de mí. Todos llevan túnicas con capuchas que cubren sus caras.
A medida que el sueño sigue todos ellos levantan sus brazos y musitan encantaciones que no comprendo.
Al final del sueño, la figura con túnica más alta que, supongo, es el líder, camina hacia donde estoy. Inmovilizado por el miedo, veo cómo cada vez está más cerca. Y más. Y más cerca. Hasta que está a unos centímetros de mi cuerpo.
Titubeo mientras el saca un gran cuchillo. Justo cuando pienso que está a punto de apuñalarme, él meramente pincha su dedo índice con la punta del cuchillo y procede a dibujar otro pentagrama invertido en mi pecho con su sangre.
Y justo cuando estoy a punto de despertar, él murmura en una fría, carrasposa voz “Altera militiae in Anti Christe”. Hasta el día de hoy, no he encontrado el significado del sueño.
Debido a esa pesadilla, he sido mandado a un consejero numerosas veces, y he sido incluso enviado a un sacerdote, pero no han concluído nada con respecto a qué causa ese sueño. Todo lo que puedo hacer es tratar de ignorarlo.
Un par de semanas han pasado desde la última vez que soñé con eso. Empecé a pensar “tal vez por fin se detuvo”. Hasta ahora.
Estaba en YouTube buscando videos de miedo. Buscaba lo que sea. Fantasmas, extraterrestres, críptidos… Cualquier cosa que me pudiera dar un buen susto.
Llegué al punto de solo darle clic a los videos de la barra lateral de sugerencias, cuando vi uno que casi me provoca un infarto. Se llamaba “Altera militiae in Anti Christe”.
Identifiqué el título instantáneamente. ¿Cómo no podría? Empecé a debatir conmigo mismo si debía o no verlo. Lo pensé durante unos diez minutos hasta que por fin llegué a la conclusión de verlo. Mientras esperaba que el video cargara, un pensamiento saltó en mi cabeza. Rápidamente lo negué y procedí a ver el video.
En el primer segundo lo reconocí. El pensamiento que acababa de negar, ocurrió: el video era una recreación exacta de mi sueño.
Miré con horror mientras mi sueño se repetía una vez más. Todo estaba ahí: las velas, las calaveras, las figuras con túnica ¡e incluso yo! Seguí viendo hasta que finalmente llegó a la parte que me ha estado persiguiendo todos estos años.
Veo, otra vez, cómo la figura más alta se me aproxima, punza su dedo, dibuja el pentagrama en mi pecho y me susurra las temidas palabras: “Altera militiae in Anti Christe”. Su voz era la misma que en mi sueño. Me dio escalofríos.
Pero aunque pensé que el video terminaría, continuó con el hombre alto volviendo a su posición previa. Agarró un libro de un altar y empezó a recitar una encantación. Mientras leía, me veía a mí mismo colapsando lentamente hasta que caigo en mis rodillas y me aprieto el pecho.
Estoy horrorizado mientras me veo gritar con un dolor punzante. Justo cuando estoy a punto de cerrar el video y alejarme de mi computadora, lo veo. Veo la cosa más horripilante que he visto en mi vida. Veo mi espasmódico cuerpo doblarse sin vida mientras una bestia demoníaca irrumpe desde mi pecho. Y ahí termina el video.
Estoy ahí, sentado, paralizado. Entonces así es como termina —o se supone que debe terminar— mi sueño. Mi mente está llena de miedo. Saco la papelera y la acerco a mí para así poder vomitar en ella. Me le quedo viendo a la pantalla de la computadora, tratando de entender un millón de cosas. No estoy seguro de cuánto tiempo pasó desde la última vez que me moví. ¿Horas? ¿Minutos? No estoy seguro.
Pero hubo una única cosa que estoy seguro de que hice inmediatamente. Visité una página de traducción y elegí traducir de latín a español. Vacilé mientras escribía lentamente “Altera militiae in Anti Christe”. No podía creer las palabras que aparecieron en la pantalla. Mis ojos casi se salen de sus cuencas cuando vi la traducción más acertada que podía dar: “El próximo huesped del Anticristo.”

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