Aún hoy sigo sin creérmelo. Me llamo Josh y tengo 36 años. Nací en Los Ángeles, pero tras la muerte de mi padre me trasladé a Florida. Por más que lo intento no podré olvidar esa noche. Por aquel entonces acababa de mudarme. A mis 20 años de edad todavía hacía las típicas chorradas de universitario. Botellones, borracheras, el juego de la botella y todas esas idioteces infantiles. Maldita la hora en que se me ocurrió aceptar aquel estúpido reto.
-No tienes narices de invocar a un espíritu- Dijo mi amigo James.
-¿Que no?- Contesté yo.
“Te veo”
En ese momento me dió un escalofrío y miré alrededor asustado, pero naturalmente, no había nada. La noche transcurrió tranquilamente y no ocurrió nada más.
Seguí con mi vida normal, pero la “tragedia” no sobrevino hasta cinco años más tarde.
Comencé a recordar la noche de la Ouija pero mi mente madura me dijo que había crecido y que ya no creía en esas tonterías. Me duché tranquilamente, pero cuando salí de la ducha me resbalé y caí de espaldas Me hice una buena herida en la cabeza, y al instante había un charco de sangre en el suelo. Me levanté mareado y confuso pero al darme la vuelta…
justo delante mía…
en ese mismísimo instante…
¿Esa niña era real o era un producto de el accidente?
A la mañana siguiente volvió a casa, esta vez acompañado por un agente de la policía. La casa estaba intacta y tal y como la había dejado la noche anterior. Pero al entrar al baño y mirar el charco de sangre seca; vi una frase escrita en ella que me ha marcado hasta hoy en día.
“Siempre estaré detrás de ti”
ahora voltea y dime que viste? siempre estare detras de ti...
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